En el mundo de las prepagos, tanto clientes como trabajadoras participan en un entorno donde la confianza y la seguridad son la base de cualquier encuentro. Más allá del placer, existe una responsabilidad compartida: cuidar la salud y reducir riesgos. Hablar de seguridad sexual no solo es necesario, es la manera de profesionalizar un sector que, aunque discreto, mueve una industria sólida en Colombia.

La importancia del preservativo: una regla de oro

El condón sigue siendo el método más efectivo para prevenir enfermedades de transmisión sexual (ETS) como VIH, sífilis, gonorrea o clamidia. No hay excusas: ningún encuentro debería llevarse a cabo sin protección. Los clientes que intentan evitarlo no solo ponen en riesgo a la trabajadora, también a sí mismos y a otras personas con quienes puedan tener relaciones.

Para las trabajadoras, contar con preservativos de diferentes tamaños y calidades (incluyendo los ultradelgados o texturizados) es una forma de mostrar profesionalismo y garantizar que la experiencia siga siendo placentera.

Pruebas médicas periódicas: responsabilidad de ambas partes

Las pruebas de ETS no deben verse como un tabú. Tanto clientes como trabajadoras deberían practicarlas con regularidad. Para las escorts, presentar resultados recientes genera confianza y posiciona su perfil como “seguro” en el mercado. Para los clientes, hacerse chequeos es un acto de respeto hacia ellas y hacia su propia pareja, en caso de tenerla.

Un cliente informado, que conoce su estado de salud, proyecta responsabilidad y genera relaciones más duraderas dentro de este ámbito.

Higiene antes y después del encuentro

La higiene es uno de los aspectos más subestimados, pero más determinantes. Una ducha antes de la cita es una regla básica tanto para trabajadoras como para clientes. Además de higiene corporal, se recomienda mantener uñas cortas, aliento fresco y ropa interior limpia.

Después del encuentro, es clave el lavado íntimo con jabones neutros y, en lo posible, el uso de productos específicos para cuidar el pH vaginal o la zona íntima masculina.

Comunicación clara: la confianza empieza por la palabra

Muchas veces hablar de protección, higiene o límites parece incómodo. Sin embargo, la experiencia demuestra que los clientes que se comunican claramente con las trabajadoras, y viceversa, logran encuentros más placenteros y menos riesgosos. Un “esto sí, esto no” previo evita malentendidos y protege a ambas partes.

Alcohol, drogas y riesgos extra

El consumo de alcohol o drogas en los encuentros prepago incrementa el riesgo de decisiones poco seguras: desde olvidar usar preservativo hasta perder control de los límites pactados. Por ello, tanto trabajadoras como clientes deben ser conscientes de que mantener un estado de sobriedad es la mejor forma de evitar problemas.

Normalizar la seguridad como parte de la experiencia

Hablar de ETS, condones o higiene no debería verse como un “rompe ambiente”. Al contrario, muestra profesionalismo. Una trabajadora que pone su salud primero inspira confianza y eleva su valor en el mercado. Un cliente que respeta esas reglas demuestra madurez y seriedad.

Conclusión
El mundo prepago puede disfrutarse con seguridad siempre que ambas partes asuman su rol con responsabilidad. La prevención de ETS, el cuidado de la higiene y la comunicación abierta no solo protegen la salud, también elevan la calidad de la experiencia.

En definitiva, el placer y la seguridad no están reñidos: van de la mano cuando clientes y trabajadoras entienden que el respeto es la base del negocio.